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Emprender desde el aula: cuando la Educación Técnico Profesional siembra  futuro 

Formar para el trabajo ya no basta: hoy la misión es formar jóvenes capaces de crear, innovar y  transformar su entorno desde la sala de clases. 

En la Educación Técnico Profesional (ETP), el emprendimiento no es un tema accesorio ni una  asignatura más: es una actitud frente al aprendizaje y a la vida. Cada proyecto que nace en el aula puede  convertirse en una oportunidad para cambiar realidades, fortalecer comunidades y proyectar  vocaciones con sentido. 

Cuando un o una estudiante de gastronomía transforma un producto local en una propuesta  sustentable, o quien es estudiante de mecánica diseña una mejora para optimizar un proceso, no solo  están aplicando conocimientos técnicos: están ejercitando la creatividad, la autonomía y el compromiso  social. Ese es el verdadero espíritu del emprendimiento educativo. 

El desafío para la ETP del siglo XXI es transformar sus talleres en espacios de innovación y  colaboración, donde la experimentación sea parte natural del proceso formativo. La educación técnica  tiene en sus manos la posibilidad de unir saber y propósito: vincular la productividad con la conciencia  ambiental, la innovación con la ética, y la técnica con la sensibilidad humana. 

El emprendimiento en la ETP no se reduce a crear pymes. Sino de fomentar el pensamiento  crítico y la capacidad de actuar frente a los problemas y necesidades del territorio. Emprender es  aprender: a observar, proponer y construir soluciones que respondan a necesidades reales. Es enseñar  que cada idea tiene valor cuando contribuye al bienestar colectivo. En este proceso, el rol docente se  redefine. Profesores y docentes dejan de ser únicamente transmisor de conocimientos para convertirse  en mentor y acompañante, alguien que guía a los estudiantes en la aventura de descubrir su potencial  creador. Enseñar a emprender significa enseñar a imaginar, a planificar, a fracasar y volver a intentar.  Significa cultivar resiliencia, liderazgo y trabajo en equipo. 

Los liceos técnico profesionales de Chile son hoy semilleros de proyectos con impacto local.  Jóvenes que desarrollan alimentos saludables, que reutilizan materiales, que diseñan soluciones  tecnológicas o que promueven experiencias turísticas sostenibles y patrimoniales. Formar  emprendedores en la ETP no es solo una meta educativa, sino una estrategia de desarrollo nacional. Un  país que fomenta la creatividad, la innovación y el trabajo con sentido social está invirtiendo en su  futuro.  

Porque cuando una o un estudiante TP descubre que su idea puede mejorar la vida de otros, el  aprendizaje se vuelve esperanza. 

FUENTE: DIARIO EL CENTRO, TALCA

Por Antonieta Muñoz Quilaqueo

Miembro del Comité de Educación de FEGACH
Profesora en Educación Técnico Profesional
Universidad Austral de Chile
Diplomada en Patrimonio Cultural Inmaterial
Universidad de Chile
Candidata a Magíster en Políticas y Gestión Educacional
Universidad de Talca